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26 de mayo de 2015

Un ruidoso secuestro en el Aeropuerto Internacional de Las Américas


Foto: Periódico Hoy

En el ambiente aeronáutico existen anuncios capaces de afectar el temple  de cualquiera, por “guapo” que sea. La razón es sencilla, estos anuncios  encierran situaciones de peligro extremo, siendo sus posibles consecuencias, eventos intensos que pudieran afectar las operaciones de las aeronaves, de los aeropuertos y a veces, la vida de muchos. En numerosos casos, estos anuncios pueden ser  el preámbulo de severos desenlaces, como ha sucedido  en muchos sitios del planeta. Dos de  estos anuncios son los de “bomba a bordo” y “esto es un secuestro”, es decir alarma de bomba a bordo y el de secuestro.

Por el momento, República  Dominicana puede sentirse dichosa porque, hasta la fecha, todos los anuncios de bomba a bordo producido en nuestro sistema, han sido falsos y en el caso de los secuestros, aunque hemos sufrido varios, sus desenlaces no han involucrado violencia extrema, causales de situaciones que hayan llevado a pérdidas de vida o de aeronaves.  En el caso de secuestros aéreos, recordamos que el ciudadano dominicano Redames Méndez Vargas, quien murió hace poco, produjo el secuestro de un vuelo de Aerovías Quisqueyana, que terminó cuando del Capitán del vuelo, Capitán Chaguito Echavarría,  aterrizó la aeronave en Cabo Rojo, haciendo creer Méndez Vargas que habían llegado a La Habana Cuba.

Además, Méndez Vargas secuestró la embajada de Venezuela, cuando en ella  se encontraba la agregada cultural de la Embajada de los Estados Unidos de Norteamérica, Bárbara  Hutchinson,  secuestro que “fue a parar” al Hangar de la CDA del Aeropuerto de Las Américas, cuando las Don Rafael Herrera, Director del Listín Diario, llegó al hangar de la CDA,  con los secuestradores,  fruto de una negociación en la que se acordó enviar a los secuestradores a Ciudad Panamá.  En la oportunidad, una de las aeronaves de la CDA,  el HI-212, comandada por el Capitán Eddy Francisco  Tineo Almonte, trasladó  a Méndez Vargas  y sus compañeros  fuera del país.

En referencia a las alarmas de bomba a bordo, estos eventos  han sido más recurrente, debido a la frecuencia con que personas sin escrúpulos, se le ocurre “agarrar” un teléfono y llamar al aeropuerto para  despacharse, anunciando la existencia de una bomba a bordo de un avión.  El último caso de alarma de bomba a bordo, aconteció a un vuelo de Jet Fly que había originado en Bruselas, Bélgica , siendo  su destino fue el Aeropuerto Internacional de Las Américas, donde se comprobó que era una falsa alarma. 

En el caso de  secuestros en los aeropuertos del país, aunque no lo recuerden, si hemos tenido la mala experiencia de un secuestro en el Aeropuerto Internacional de Las Américas. El grave incidente aconteció a finales del  mes de  agosto del año 1978, poco tiempo después de la toma de posesión del Presidente Don Antonio Guzmán Fernández, cuando el Sargento Ramos del Ejercido Nacional,  de puesto en el aeropuerto,  produjo un  secuestró, a punta de pistola,  la estación telefónica de CODETEL tomando como  rehén a Doña Gracitin,  encargada de la estación telefónica.

A las diez de la mañana de aquel día, las operaciones del Aeropuerto Las Américas transcurrían de manera  normal. En un momento dado, un pasajero frecuente de CDA,  de nacionalidad cubana  que viajaría en el vuelo DOA-302 a Miami, se “antojó” de ir a la oficina de CODETEL a realizar una llamada, pero cuando intentó abrir la puerta de la oficina, estaba cerrada con llave, pero cuando miró por el cristal,  pudo observar que un militar, pistola en mano, apuntaba a Gracitin. Con mucho cuidado, Fernández  se dirigió a la oficina de la Compañía  Dominicana de Aviación, dando la voz de alarma al Supervisor de Tráfico  que a la vez llamó a la policía. 

De ese momento en adelante las cosas se extremaron y  como por arte de magia, apareció una gran cantidad de guardias y policías con la intención de  hacer frente al problema. El problema fue  que el hombre estaba “armao” y dispuesto a todo, y aunque el contingente militar y policial estaba dispuesto a todo, escaseaba un “guapo” para enfrentar un hombre decidido a hacer “lo que sea” para reinstalar al Doctor Balaguer en la “silla de alfileres”  después de algunos días fuera de ella.

El tiempo corría y nada, el sargento Ramos seguía atrincherado, pistola en mano, con su rehén, mientras la corresponsalía del aeropuerto despachaba sus notas de prensa, que se transmitían en los avances de “Noti Tiempo” de Radio Comercial. De repente se pudo notar que un militar apellido Bengoa,  de contextura fuerte, respaldado por un grupo de guardias, “agachaos” detrás de él,  se dirigió, sigilosamente, a la puerta de la oficina secuestrada.

Ya en la puerta, introdujeron la llave que habían recogido en la Administración del AILA  en el cerrojo, abrieron la puerta  y se abalanzaron, con todo y puerta, sobre el sargento Ramos, derribándolo al piso y sometiéndolo, mientras tanto, se producía el estruendo de un disparo  de  arma de fuego que hizo que muchos se “jondearan” al piso. En la oficina del CODETEL solo  quedo una bala de arma de fuego  y un zapado el Sargento Ramos en el piso.

El secuestro había terminado sin pérdida de vida humana, con  un gran susto de Dona Gracitin y de  muchas personas que allí se encontraban ese día. Pero,  poco después el país se enteraba de la muerte del sargento Ramos, presumiblemente debido a suicidio por ahorcamiento en una celda de la cárcel pública de San Cristóbal,  precinto a donde fue conducido la tarde del día del secuestro.

   

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