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18 de septiembre de 2015

HI-442 a Colombia en 1985 por erupción volcán Nevado Ruiz


HI-442, Foto: Airlines-Net 

La solidaridad del pueblo dominicano ha sido costumbre a través del tiempo, sobre todo, cuando  naciones hermanas lo han requerido por rezones eventos de la naturaleza. Ya me había referido al caso del vuelo con ayudas al pueblo chileno en ocasión del  terremoto del 03 de marzo del 1985, cuando el B-707 de CDA  transportó toneladas de carga,  como ayuda a esa lejana nación hermana, durante un año especialmente violento  en términos de fenómenos geológicos en Latinoamérica.

Pues bien, ocho meses después del terremoto de Chile, la hermana nación de Colombia experimentaba la mayor tragedia de su historia,  causada por un evento de la naturaleza. El día 13 de noviembre de ese año, el volcán  el Nevado Ruiz, localizado a 130 kilómetros al  Noroeste de la capital colombiana,  erosionó matando alrededor de 25,000 personas, la mayoría sepultadas por una avalancha de lodo que arropó el poblado de Armero, ubicado al pie del volcán, en una tragedia que había sido advertida con anticipación por los vulcanólogos colombianos.

Como República  Dominicana para entonces disponía de las  aeronaves requeridas,  la Presidencia de la República, rápidamente ordenó un  vuelo humanitario para llevar ayudas a los colombianos. Fue así como  en  la tarde día siguiente, aproximadamente a las  7:00 p.m.,  el Capitán Francisco Fría Carbuccia, el Copiloto Leónidas Guzmán (Leo) y el ingeniero de vuelo  Hanlet García, despagaban del Aeropuerto Internacional de Las Américas  rumbo a Bogotá Colombia.

Además de la tripulación de vuelo, en el aparato viajaba el Embajador de Colombia en el país y yo,  quien iba en el rol de despachador  y de operaciones.  El vuelo se desarrolló con toda calma,  hasta que nos aproximamos a Barrancabermeja, al Norte de Bogotá, donde se inició  el descenso. Ya estaba  oscuro y entre las  formaciones nubosas, el B-707 se  sacudía  por la presencia de   turbulencia moderada. Sin embargo, cuando el aparato se estableció a 14,000 pies en el patrón de espera sobre el VOR de Bogotá, la turbulencia aumentó y se presentó una granizada, de esas que en apariencia intentan  desbaratar el avión. Las cosas se calmaron cuando los controladores del Dorado, autorizaron la aproximación a la pista 13 izquierda del Dorado, donde el avión aterrizó sin mayores problemas.

Ya en  tierra esperábamos descargar rápidamente  y salir de inmediato a Santo Domingo. Sin embargo, por la cantidad de aeronave que había en el área militar del aeropuerto El Dorado, donde se estaban recibiendo las ayudas del exterior, forzó a que amaneciéramos  en Bogotá, hasta que descargaran el HI-442. A las 10:00 de la mañana del día siguiente, el avión que cumplió su segunda misión de ese año,  llevando la solidaridad dominicana allende los mares, despegaba de Bogotá hacia Santo Domingo.     

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