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14 de febrero de 2016

El peor accidente de Dominicana Aviación 46 años después


Equipo  de la selección femenina   de voleibol de Puerto Rico que pereció en accidente de CDA en el 1970

Eran justo las 7:18 p.m. del domingo 15 de febrero del 1970, cuando el primer oficial del HI-177 que acababa de despegar de la pista 16 del Aeropuerto Las Américas, José “Pepe” Núñez confirmaba la corazonada del controlador aéreo Alfredo Letchorn, cuando le comunicó lo siguiente; <<Estamos perdiendo potencia en el motor No.2 y procedemos a regresar>>. Ya Letchorn, el controlador del turno B de Torre Las América, había estado dando siguiendo a la inusual trayectoria del DC-9-32 de Dominicana de Aviación, inmediatamente después de su lento despegue, rumbo de pista.

Bajo un estado de tensión máxima, el controlador comprendió la situación y autorizó el aterrizaje del vuelo, procediendo a activar los equipos de emergencia. Pero también ordenó  mantener posición, fuera de la pista,  a un pesado DC-8-63 de Iberia que le había solicitado autorización para despegar. Mientras tanto, el DC-9 de CDA viraba y se inclinaba sobre su ala derecha y caía al mar, aproximadamente a 2.3 millas náuticas al Sur de Cabo Caucedo, ligeramente, a la derecha de la trayectoria de pista, bajo un ensordecedor estruendo que alarmó a los habitantes del poblado de Boca Chica. A la 7:23 p.m. el vuelo 603 había terminado, provocando el peor accidente ocurrido a una aeronave de la Compañía Dominicana de Aviación en toda su historia.

Las primeras  unidades de  rescate en llagar a la escena fueron las yolas pescadores que operaban cerca del sitio y luego, las lanchas del Club Náutico de Boca Chica, quienes cumplieron con la primera medida de la metodología de la investigación de accidente de aviación que es, rescatar sobrevivientes. Minutos después, la oscuridad cubrió la zona, cuando comenzaban a llegar unidades de la Marina de Guerra, helicópteros de la Fuerza Aérea Dominicana a la zona. La noticia corrió como pólvora y poco después las emisoras daban a conocer la información que sumió al país en un profundo pesar.

Aproximadamente, a la 11:00 de la noche sobrevolaban la escena, aeronaves guarda costa enviadas por el Gobierno de Puerto Rico. Los aviones arrojaban luces de bengalas para iluminar el área del accidente. Alrededor de las 11:30 de la noche se comenzaban a rescatar los primeros cuerpos que flotaron. Los nombres de la tripulación de mando y la lista de pasajeros se dieron a la luz pública durante la misma noche del accidente. La tripulación de mando   estaba integrada por el capitán Eduardo Guillermo Tomeu, de nacionalidad cubana y el copiloto José Pepe Núñez, cubano, mientras que los tripulantes de cabina fueron los siguientes; Carlo Antonio Pepen, Deisy Peña y Sandra García.  La lista de pasajeros incluía 97 personas en total, cuyas nacionalidades eran mayormente domincana y puertorriqueñas. 

A primeras horas de la tarde de lunes 16, un Aero-commander piloteado por el Capitán Manolo Lamarche acompañado de cuatro personas, dos funcionarios de la entonces Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) y dos inspectores de la Agencia Federal de los Estados Unidos (FAA), despegaba de la misma pista 16 para realizar un corto vuelo de reconocimiento. El objetivo de la operación fue volar la misma trayectoria que había trazado el DC-9-32 cuando cayó al mar. El vuelo daría a los investigadores una perspectiva de la trayectoria estimada, altitudes y giros que realizó el DC-9-32, desde el despegue hasta el punto de impacto, que observó el controlador A. Letchorn, controlador actuante en el accidente. Posiblemente para  Letchorn fue la peor noche y día de su vida.   

Mientras tanto, unidades de la marina, incluyendo corbetas, continuaban realizando la penosa tarea de búsqueda de sobrevivientes y de rescate de cuerpos. La labor era afectada  por el fuerte oleaje y  corriente marina que arrastraba los cuerpos y escombros hacia el Oeste. La presencia de tiburones dificultaba las operaciones de las unidades de recate. Las comunicaciones de coordinación en el escenario del accidente que se escuchaban claramente, las comunicaciones de la Marina de Guerra claramente, en una frecuencia HF existente en la torre de control. A las 12:30 de la noche,  una gran cantidad de personas se aglomeraban  en Boca Chica, y  en el Aeropuerto de Las Américas, tratando de recabar las últimas informaciones en relación al evento.

Mientras tanto, los cadáveres y partes humanas recatadas del mareran trasladados al Instituto Anatómico de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y otros centros médicos,  donde se procedía a la difícil y penosa tarea de su identificación y a su preservación para ser  entregarlos a sus familiares. El lunes lunes 16 llegaron  los señores Mike Bates y John Lenderborg especialista en investigación de accidentes de la McDonald Douglas. Ese mismo día, Hans Paul Wiesse, administrador General de Dominicana de Aviación anunció en el aeropuerto que McDonald Douglas había ofrecido enviar otro avión del mismo tipo, para suplir el avión siniestrado. También confirmó que el itinerario de CDA continuaría desarrollándose de manera normal. 

Fue así como ese mismo día, cerca de las 12:00 M, el Capitán Eddy  Francisco Tineo, un capitán de buena madera,  despegaba un Douglas DC-6 de CDA, como DOA-601 con destino a San Juan Puerto Rico. La situación cambió cuando el Licenciado Luis Julián Pérez, Presidente del Consejo de Administración de la CDA, anunció  que quedaban suspendidas las operaciones de la empresa por considerar que sus aeronaves eran obsoletas. La situación operacional de la empresa era muy difícil ese día.

El 17 de febrero, el Consejo de Administración de la CDA la CDA integró una comisión investigadora, con el objetivo de determinar las posibles causas del accidente. La comisión estuvo formada de la manera siguiente;  Hans Paul Wiesse Delgado, Administrador General de Dominicana de Aviación, Lic. Álvaro Peña Hijo, Julio Cesar Michel, Horacio Mercado Ornes, Capitán Jorge Percival Peña. Pero el mismo día en la noche el Poder Ejecutivo creó  mediante el decreto  No. 4658 una  "Comisión Especial" para la investigación del accidente.

Mañana 15 de febrero se cumplirán 46 años de la peor tragedia ocurrida a una aeronave de la Compañía Dominicana de Aviación. Este período parece   suficiente, para que se dilucide, de manera amplia, las circunstancias del accidente y de un proceso de investigación, donde no se abordaron elementos cruciales, como fue la no recuperación de las cajas negras del DC-9. Esto, a pesar del ofrecimiento de asistencia técnicas internacional, para la operación de recuperación de los registradores de vuelo.

¿Qué pasaba en la gerencia de operaciones de vuelo de la CDA en esos momentos?, antes e inmediatamente después del accidente, y que paso con los técnicos de manteniendo que fueron llamado al despacho del  Procurador General de la República  Anaiboni Guerrero Báez. ¿Qué pasó con Hans Paul Wiesse Administrador General de CDA? ¿Qué paso con el Director General de la DGAC y con el controlador Alfredo Letchorn después del accidente? y donde está hoy. Espere  la verdad del Capitán Sanchez Perez. 

Espere esas repuestas en los próximos días.(Fuente de parte de los datos: Archivo General de la Nación).


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