N-27UA
Uno de los accidentes aviación
que más me ha impactado, fue el ocurrido a la aeronave N-27UA, un DC-8-61F, carguero, operado por la línea aérea Norteamericana Finair, cuando despegaba desde la pista 27 del Aeropuerto Internacional
de Miami Florida, el día 07 de agosto del 1997, después del mediodía.
El aparato estaba cargado con 16 pallets que pesaban 87,923 libras, principalmente,
de “cuts” telas cortadas, para la industria de zona franca de República
Dominicana. El avión despego con un peso aproximado de 315,000 lbs.
El aparato completaba una operación
para la aerolínea dominicana Aeromar Airlines. La tripulación del vuelo estaba integrada
personas conocidas, en especial dos buenos amigos que eran el Copiloto R. Mccormick
de apena 26 años de edad y el encargado
de seguridad de carga a bordo, un joven cubano apellido Franco, que había
llegado a Miami como exiliado político
hacia apena unos meses antes.
Cerca de las 12:00 del mediodía,
me comuniqué con operaciones de Finair de Miami donde me informaron que el vuelo estaba
cargado y próximo a salir. Arranqué para el aeropuerto conduciendo con tranquilidad.
Sin embargo, todo se derrumbó cuando el Jefe de operaciones de Aeromar aquí en
Santo Domingo, me llamó comunicándome que el vuelo Finair 101 se había caído, justo
cuando despagaba desde la pista 27 del Aeropuerto Internacional de Miami.
Lo único que se me ocurrió en ese
momento fue “orillarme” a la derecha en el paseo de la autopista y estacionandome
frente a la bomba de combustible de antes del peaje y mirar hacia
el aeropuerto sabiendo la gravedad de la situación. Después de respirar
profundo, continué hacia el depósito de carga de Aeromar en el AILA, donde encontré
un escenario difícil en el que todos especulaban sobre la posible causa del
accidente.
Aunque no hablé de ello en ese
momento, por mi mente pasó el tema del procedimiento de cargue de los aviones
de Finar en Miami. No fue una ni dos ni tres, sino muchas las veces que le
hablé de ese asunto. El problema era que, en muchos casos,
cuando había posiciones sin pallets en el avión, estos se corrían, cambiando de
posición en vuelo, debido a que en algunos casos, Miami no aseguraba, los
candados que fijan los pallets al piso del avión, los “perros”, como decían los
cargadores aquí en Las Américas. En ocasiones pallets pesados se trancaban
entre sí, y despegarlo era toda una odisea y asunto de horas.
Las consecuencias de ese
accidente fueron devastadores, tanto para Finair como para Aeromar Ailines. Ambas
organizaciones, sobre todo sus ejecutivos pagaron caro los errores cometidos
en el procedimiento de cargue en Miami. En mi caso particular estaba plenamente
consciente del asunto y de mi responsabilidad en el proceso de carga aquí en
Santo Domingo. A pesar que no era mi responsabilidad hacerlo debido a que lo había
un supervisor de cargue del avión, siempre estaba presente “enganchao” en el
DC-8, chequeando que los pallets se colocaran según las instrucciones de la
hoja de carga y que además estuvieran correctamente asegurados con los "perros".
El proceso de investigación de la
NTSB de los Estados Unidos determinó que temas relacionados con el cambio de
avión y el peso de la carga tumbaron el avión, pero por las experiencias vividas yo me atrevo a
decir que pallets sueltos que rodaron mucho tuvieron
que ver con el evento. Los accidentes de aviación andan por ahí, esperando
solamente que cualquier persona se corra el chance de cometer un error o aun
peor, de repetirlo.
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