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3 de febrero de 2016

Un encuentro inesperado con dos tanques de guerra cerca de la UASD


Me encontré con dos de estos

Eran las 7:30 de la mañana del 03 de febrero del 1973 cuando  encontraba justamente en el taller de mecánica del Departamento de Transportación de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). En ese momento buscaba, afanosamente, una tuerca de un tornillo grande para utilizarla como modelo en la realización unas proyecciones de materia “dibujo técnico I” como mi  tareas de ese día  en  la facultad de ingeniería de electromecánica.  Ese día algo  más temprano había llegado al campus universitario en la primera guagua de la "ruta Ozama" que condujo “Olmo” uno de los choferes más populares del sistema de transporte gratis para los estudiantes que brindaba la universidad en esos tiempos.

Como estaba bien concentrado en busca de la tuerca, no me estaba dando cuenta que de repente, las gentes se marchaban apresuradamente de la UASD, prácticamente huyendo en todas las direcciones. Todo cambio cuando un mecánico del taller que se quitaba apresuradamente el “chamaco” de mecánico, me preguntó que si yo no sabía que había un “foco guerrillero” y que "la guardia iba a rodear la universidad". También me dijo  que era preferible que me marchara inmediatamente a mi casa, para  evitar  “caer preso”. No lo pensé dos veces por lo que  acudí apresuradamente a recoger mi regla “T“ al aula de la facultad de ingeniería. Cuando subí al aula  ya todo el mundo había abandonado el sitio. De repente sentí la sensación de  que yo era el único estudiante que permanecía el campus de la UASD esa mañana.

Planeé  la ruta “menos peligrosa” para salir de la UASD, cruzar la ciudad  y llegar hasta el ensanches Las Américas sin caer preso.  Me apresuré caminando "a paso triple" en dirección Alma Master y volví a pasar por el taller de mecánica donde ya no había nadie. Luego abandoné el campus universitario por detrás del taller rumbo a la Lincoln. Pero cuando iba justo frente al Archivo General de la Nación, oí un ruido chillón y fuerte, totalmente  desconocido para mí.  De repente me detuve y permanecí petrificado cuando vi dos tanques de guerra que venían dirección contraria hacia la universidad.  Cuando me  cruzaron al lado sentí que la tierra temblaba igualito que yo.

Después que pasaron los tanques, continué mi camino, llegué a la Lincoln y me dirigí rumbo al malecón donde alguien me dió una “bola” hasta el “parque”. Ahí agarré un carrito de 15C, pero cuando nos aproximamos al Puente Duarte por la Paris, ya posicionados y apuntando sus cañones hacia el puente Duarte, había otros dos tanques de guerra y un contingente de guardias con armas largas, por lo que entendí que lo del foco guerrillero iba en serio.  

Hoy A 44 años de ese acontecimiento histórico, donde la nación perdió a uno de los hombres de valor que nos quedaban, que lucharon y dieron sus vidas por un país mejor, este es mi corto relato de lo que me paso ese día  como homenaje a esos héroes que cayeron en las lomas de la cordillera.  


  

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