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26 de junio de 2016

Las dos pistas de aterrizaje del Capitán Roberto Holguín Haché; “La vida real”

 En la foto: al  centro, el Capitán Roberto Hoguin Hache, tres distinguidas azafatas de CDA y  a la derecha el Capitán Eddy Tineo A en su primer vuelo como  comandante del B-747 

Durante el período comprendido entre los años 1982 y el 1986, Dominicana de Aviación (CDA) ejerció dominio absoluto sobre el mercado de pasajeros, carga aérea y correo originado en el país a los destinos tradicionales de Nueva York, Miami, San Juan Puerto Rico y otros lugares del continente americano. Para entonces, la CDA inició e incrementó significativamente sus operaciones áreas en el Aeropuerto Gregorio Luperon de Puerto Plata, transfiriendo a esa estación dos aeronaves y a rededor de treinta tripulantes de mando y cabina, así como mecánicos azafatas y sobrecargos, despachadores y personal administrativo, entre otros.

El objetivo de ese planeamiento y decisión fue suplir la cantidad suficiente de asientos demandados por el naciente mercado de la Zona Norte de República Dominicana, enfocando el mercado turístico de una región que, en ese momento, era un polo turístico de una gran actividad. Desde Puerto Plata la CDA servía vuelos diarios  al el Aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York, San Juan, Puerto Rico, Miami Florida, así como una gran cantidad de vuelos chárter a destinos como Montreal, Toronto, Quebec en Canadá y otras ciudades de Estados Unidos y la región del Caribe.

Para entonces Puerto Plata fue base de muchos y magníficos tripulantes rotaron por aquella estación, brindando sus servicios profesionales y más que eso, su valiosa y oportuna colaboración tareas que cumplieron cabalmente. Pero algunos de ellos prefirieron establecerse en la Novia del Atlántico, debido al clima de tranquilidad que se respiraba en la operación de ese norteño lugar a pesar de la cantidad de operaciones que allí se realizaban.

Entre los tripulantes que permanecieron bastante en Puerto Plata por buen tiempo, recordamos  a los capitanes Justo Radhames Núñez A., Reynaldo Matos, Roberto Holguin los norteamericanos Robert Denight, Mike Randy, los copilotos Enrique Gullón, Ariel González, Amancio Euclides Hernández, Alfredo Hernández, Leónidas Guzmán, Luis Amador, (El Peje) los segundos oficiales Carlos García Espino, Raymundo Domínguez, Gilberto Hoepelman, Juan Valerio. También muchos tripulantes de cabina se convirtieron en cuasi puertoplateños. Recordamos a José Fernández, Ramón Sánchez, Doña Olga Mármol, Evelyn Estrella, Fredesvinda Vásquez, Johnny Garrido, Isidro Jacobo, Víctor Mera, Juan Franco, Claritza Guzmán, Floralba González entre otros.

Entre los tripulantes de mando mencionado recuerdo a uno caracterizado por su singularidad. Ese fue nuestro inolvidable Capitán Roberto Holguín Hache. Oí hablar de Capitán Holguín a mediado de la década de los años setenta. Mis primeros intercambios con este capitán fueron a través de la frecuencia 118.1 MHz de la torre de control del Aeropuerto de las Américas y luego, durante los vuelos "bola aéreas" a Isla Verde Puerto Rico, que me autorizó, tanto a mi como a otros controladores a la Isla del Encanto en los aviones Curtís Wright, CW-46. 

Para la época Holguín se desempeñaba como capitán de las aeronaves de carga, muy activas para entonces. Si mal no recuerdo, Holguín volaba, entre otros clásicos, al HI-208 y el HI-209, dos cargueros la empresa Argo S.A, que junto a otras aeronaves matriculadas en el país integraban un verdadero “enjambre de aviones” de carga operados por más de una docena de empresas locales dedicada al transporte aéreo. En conjunto, estas empresas acarreaban diariamente, toneladas de cargas a diferentes destinos en el área del Caribe y Miami, siendo también un medio de transporte aéreo eficiente y barato para traer mercancías importadas destinadas al mercado local y por supuesto dar trabajo directo e indirecto a muchos dominicanos.

Bueno, pues allá en la Novia del Atlántico tuve la oportunidad de compartir bastante con el Capitán Holguín Hache, tanto dentro de la operación como en algunas oportunidades fuera del aeropuerto. Una de esas ocasiones se presentó cuando un sábado por la noche me invitó a bajar al lobby del Hotel “Holy Day Inn” de Playa Dorada. Una vez allí vi con bastante asombro cuando el Capitán Holguín se sentó al piano e interpretó algunos instrumentales “ejecutándolos el teclado del instrumento” con cierta perfección armónica. Sorprendido le pregunté qué ¿Dónde había aprendido a tocar el piano?. A lo que me respondió – mira Mullix, no sé si tú lo sabes, pero, a diferencia de muchos colegas, yo soy “un capitán con clase”-.

No fueron dos ni tres las operaciones que Roberto Holguín realizó desde y hacia el Aeropuerto de Puerto Plata durante esos tiempos. Una de esas operaciones o secuencia de vuelos fue realizada por Holguín un viernes en la noche de noviembre del 1984. Esa noche la CDA tenía un programa que incluía cuatro vuelos chárter en la ruta Puerto Plata/San Juan Puerto Rico/ Puerto Plata. Para los referidos vuelos se habían programado dos tripulaciones, el Capitán Holguín haría los dos primeros vuelos mientras que el Capitán Denight realizaría los otros dos vuelos. Las cuatros operaciones tenían como propósito transportar excursiones de turistas puertorriqueños que vendrían a un festival que se estaba celebrando en la ciudad de Puerto Plata, festivales que no me explico el ¿Por qué? no continuamos celebrándolos como antes.

A las ocho de la noche despegó el primer vuelo con el capitán Roberto Holguín. A las 10:50 p.m. el primer vuelo estaba de regreso en Puerto Plata. De inmediato el aparato despegó para realizar el segundo vuelo chárter. De regreso del segundo vuelo a Puerto Plata, el Capitán Holguín solicitó que se dejara al Capitán Denight en el Hotel, que él iba a completar los cuatro vuelos. En primera instancia le dije que no, pero ante su insistencia de Hoguin se coordinó con Operaciones de vuelo en Santo Domingo, que aprobó la petición del Capitán. De esta forma Holguín despegó para realizar el tercer vuelo chárter a San Juan. A su retorno de a Puerto Plata notamos que el aparato se aproximaba con toda normalidad a la pista 08, Sin embargo, algo extraño aconteció. En un momento dado notamos que el avión se fue al aire, realizando una aproximación frustrada, yéndose al área de Sosua y regresando a la aproximación a la pista 08.
  
La aeronave de nuevo giro por la izquierda, regresó, pasó los hoteles de Playa Dorada, aterrizando y dirigiéndose a la rampa de estacionamiento, sin novedad. Terminado el desembarque de pasajeros, observamos que el Capitán Holguín bajó la escalera del avión, “con su maletín de vuelo en mano” dirigiéndose a la oficina de operaciones de vuelo, donde nos encontramos. Una vez en ese sitio dijo lo siguiente; - Mira Mullix, llama al Capitán Denight para que venga a hacer el vuelo que falta, porque no puedo hacerlo, simplemente no puedo. Al preguntarle la razón de su decisión me respondió lo siguiente; - No entiendo que me pasó, pero cuando estaba establecido en final a la pista 08, en un momento dado, vi dos pistas de aterrizaje y “me fui al aire”, parece que estoy muy agotado, eso fue lo que pasó. Entonces en ese momento  se puso de pie y se marchó al hotel como debió ser. Ante la situación llamé al Capitán Denight, quien se dirigió al aeropuerto y realizó la operación. Parece que  fantasma de la fatiga se había apoderado del Capitán Hoguin aquella noche.

Roberto Holguín Haché dedicó sus mejores años a la actividad aeronáutica nacional. Primero en la entonces Aviación Militar Dominicana AMD, después en la Fuerza Aérea Dominicana (FAD) pasando luego a la aviación comercial de República Dominicana, donde se consagró como un Capitán de primera en la línea de  vuelo en la Compañia Dominicana de Aviación, después de mucho volar en otras empresas nacionales. El Capitán Roberto Holguín nos dejó no hace tanto tiempo, legándonos a quienes les conocimos, las características muy propia de su carácter y personalidad. Además Roberto ha dejado una marca indeleble de su pasión por la aviación internacional, a través de un hijo quien también tiene “sangre aeronáutica en las venas”. Ese es el Capitán “Yanko” Holguin, quien se destaca realizando, allende los mares, la misma actividad que su padre realizó en el país por mucho tiempo. El Capitán Roberto Hoguin amó profundamente  el arte y la técnica del vuelo, actividad a la que dedicó toda su vida, una vida que disfrutó plenamente, tanto en el aire como en tierra.      




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