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4 de febrero de 2017

El Capitán Alfredo Hernández; como él..pocos


¡Que bendición!. Con su gesto tradicional  de caballero, el Capitán Alfredo Hernández aparece en  el Satélite del Aeropuerto Internacional Las Américas, precisamente el aeropuerto de donde tanto despegó y aterrizó. Foto: créditos wad  


Era una noche que tocaba la madrugada, el cielo estaba tan claro que se podían divisar, a los lejos, las brillantes estrellas en la línea del horizonte. Estábamos a mitad de camino entre Nueva York y Santo Domingo. La cabina estaba bien  relajada y el  HI-212, un noble B-727-100 que “dió su vida” por la causa de  la Compañía Dominicana de Aviación, "volaba como una seda” nivelado a 33,000 pies, establecido en la aerovía A-554, en el área de la posición  “Bours” con un  rumbo casi Sur franco.

Mientras el  capitán el copiloto monitoreaban continuamente el sistema de navegación “Omega”, así como los indicadores de los tres motores del aparato, el  ingeniero de  vuelo se mantenía atento a los temas de cantidad de combustible remanente, pero entre veces, utilizando su mano izquierda, ajustaba las tres  palancas de los aceleradores de los motores, de forma que estos marcaran indicaciones equilibradas. A los ingenieros de vuelo  les gusta mantener los motores “bien trimiao”.

Hasta ese momento aquella noche experimentábamos uno de los vuelos más tranquilo que  había conocido. Sin embargo, como “el enemigo nunca duerme en su casa”, en un momento dado, llegó  el impacto  de  un fuerte  golpe que zarandeo el avión. A partir de entonces  el movimiento turbulento del avión  se volvió brusco. Habíamos golpeado algo que jamás apareció en el radar doppler del avión.  En un instante  la   cabina se iluminó cambiando  de color, los cristales se tornaron rojizos por la presencia de hileras de un intenso “fuego de San termo”  que cubrió los paneles de las ventanillas del Capitán y el Copiloto como largas patas de  arañas.



El Capitán Alfredo Hernández participó como disertante en la "Primera Jornada por los Servicios de Tránsito Aéreo" con  el tema; "Situación de la Aviación  Civil  Nacional". El evento de montó a principio de los noventa. Su presentación en evento  fue magistral.  Esa actividad fue el punto de partida para el logro de lo que es el sistema técnico de aviación  civil de R.D. en la actualidad. En la ocasión compartimos el podium junto a otro expositor de la FAA de USA. 

En fracciones de segundos, el avión estaba en medio de una de las turbulencias más fuertes que, por lo menos, yo había experimentado. “El piloto automático se desenganchó”. Sin embargo, en los asientos izquierdos y derecho de la cabina había dos “zorros del aire”. El capitán era Sebastián Segura Alcántara "el capitán extremo" y el Copiloto era el Alfredo Hernández,  quienes manejaron y controlaron la situación sin ningún problema, sujetando el “toro salvaje” en que se había convertido el avión,  retornándolo  al ambiente de un  cabina en  situación de  vuelo normal.  

Hago esta anécdota para destacar la profesionalidad y temple del  caballero que aparece en la foto, el Capitán Alfredo Hernández quien me honra con una  amistad que ha perdurado en el tiempo, tanto en vuelo y en tierra. Lo conocí como  capitán en la linea de vuelo  de las aeronaves  DC-6  de CDA, y continuamos juntos  durante  los intricados itinerarios de Puerto Plata.

Alfredo Hernández ha sido un  Capitán que se ha mantenido en la  “línea de la aviación” mucho más allá que otros, brindando su experiencia a las nuevas generaciones, las que espero hayan y sigan   aprovechando  el caudal  de conocimientos y experiencia que tiene este hombre, mi amigo. Alfredo acumula  miles de horas de vuelo y toda un  vida dedicada a la aviación.  Como se nota, el Capitán Alfredo Hermández se mantiene  activo en la aviación civil.  Como puede verse.., como él... pocos.       



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