Un B-737-400 similar al "avión fantasma" de Helios Airlenes
El próximo 14 de agosto, se cumplirán
12 años de la ocurrencia de uno de los accidentes de aviación más raros que conozca. Se trata del accidente del vuelo 522
de Helios Airways,“el avión fantasma”,
evento que costó la vida a la totalidad de sus ocupantes, 121 en
total, pero con la agravante de que a bordo del avión había una considerable
cantidad de niños. El B-737 de Helios había
despagado temprano de ese día, desde el
Aeropuerto Internacional de Lárneca, Chipre y su destino final era Praga, la
Capital de la República Checa. Sin
embargo, debido al tiempo de vuelo, se había
planeado una escala técnica en Atenas, Grecia, “para gasear el aparato”. El
avión impactó con una montaña cerca de
Atenas, luego de habérsele agotado todo
el combustible “taqueado” en el
aeropuerto de salida.
De manera resumida, temprano en
la mañana del martes 14 de agosto del 2005, el B-737 despegó, con toda normalidad, para completar el primer
tramo del vuelo Helio HCY-522. El avión había
sido autorizado al nivel de vuelo 340. Sin embargo, poco después del despegue, cuando cruzaban 12,000
pies, notaron que la “alarma
cabin altitud” se había activado y que, además, los pasajeros
comenzaron a sentir síntomas de mareo. Pero lo peor, la máscaras
de oxígenos de la cabina de pasajeros se
“dispararon”. Ante la situación, todavía en el espacio aéreo
de Chipre, la tripulación de mando
solicitó, “vía la frecuencia de
operaciones de la compañía”, asesoría sobre el evento en progreso, parece
que el problema ya le estaba afectando, fisiológicamente
hablando. Sin embargo, el avión prosiguió ascendiendo y avanzando en su
ruta, ingresando al espacio aéreo griego, pero la tripulación no estableció contacto vía radio con el control de Atenas, convirtiéndose en “un avión fantasma”. El problema continuó agravándose. Ya en la FIR
de Grecia, pero la tripulación mantenía sus radios en la frecuencia de Chipre,
de donde habían despegado, parece que ya estaban afectados.
Ruta planeada del Helios 522, el 14 de agosto del 2005, entre el Aeropuerto Intl. de Lerneca de Chipre y el Aeropuerto Intl. Praga, vía Atenas, Grecia.
La situación se agravó de manera rápida. Ante la evolución de los hechos y con
un avión en su espacio aéreo sin comunicaciones, los griegos sospecharon que se
trababa de “una situación de secuestro”
en progreso, por lo que activaron sus procedimientos para estos casos,
enviando dos interceptores F-16 al encuentro del B-737 de Helios. Cuando los
interceptores establecieron “contacto visual” con el vuelo HCY-522, volaron paralelo al aparato. Pero notaron algo espantoso;
el avión aún
volaba nivelado, sin embargo, observaron
que el capitán no estaba en el asiento izquierdo y que el copiloto permanecía en su asiento, pero
inclinado sobre el mando del avión. El capitán nunca fue visto por los interceptores. Del mismo modo, observaron que los pasajeros parecían desmayados y que las
mascararas de oxígeno se habían disparado. Pero lo peor, fue entonces que pilotos de los interceptores notaron que un
tripulante de cabina, un sobrecargo,
ingresó a la cabina de mando del avión, se sentó en el asiento del capitán
y trató de establecer contacto con los
F-16, lo que fue imposible, el sobrecargo no había logrado seleccionar la frecuencia
correspondiente al ATC del Centro de Control de Grecia o la 121.5 MHZ, frecuencia universal de emergencia en aviación..
Mientras la situación progresaba,
el combustible remanente del B-737 se agotaba, a la misma velocidad que lo hacía el tiempo en
vuelo del avión. Fue así como los pilotos de los interceptores debieron
observar uno de los eventos más impactantes que alguien pudiera presenciar que
es ; ver descender un avión lleno de pasajeros
estrellarse, sin que se pueda hacer absolutamente, nada. El proceso de investigación del accidente del
vuelo Helios 522 arrojó, que un
error del departamento de mantenimiento de Helios, había dejado el sistema de presurización
del aparato en “modo manual”, no automático, como debe ser. Pero, en apariencia,
la tripulación pasó por alto algunos “avisos” que un sistema de presurización
desajustado que siempre manda “vía los oídos”
efectos que cualquier persona a bordo de un avión, molestosamente, siente.
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